
Trivial: Palabra de raíz latina que expresa el encuentro de 3 caminos donde la gente hablaba asuntos sin importancia, triviales.
Nos hemos habituado a crímenes inauditos a estados de salud deplorables a relaciones denigrantes, pero es suficiente la cartelera del festival de cinematografía, un analgésico o un chasquear de dientes ,para decir que el dolor ajeno no es de mi incumbencia.
Hoy más que nunca la trivialización de la noticia nos va adecuando a asumir de una forma natural cualquier cantidad de trasgresiones de la actividad humana y colectivamente las registramos entre el afanoso trajín cotidiano, como un simple dato de los sucesos, en una realidad que nos esforzamos por mantener ajena.
Muchos despertares de conciencia se suscitan en trágicas experiencias que nunca se considerón posibles.
Poco a poco las estructuras con las que construimos nuestro sistema de vida nos van rebasando. Adquieren una dinámica propia con la inercia de la necesidad creada. Este organismo social, nos va orillando a responder a una anárquica problemática que se nutre con las fantasías más inverosímiles o con el caprichoso azar, que destina el privilegio del poder, a una restringida élite en un permanente ejercicio de fuerzas de los unos contra los otros.
Este pluralismo de expresiones humanas y manifestaciones sociales se pueden sostener sin ahondar en los orígenes causales que las crearon, solo adquiere continuidad maquillando la realidad con un matiz de viabilidad y de eficiencia intrínseca que suponemos dada. Para esto nos es necesario trivializar. Así es como suceden dramas que cualquier grupo social civilizado optaría por suspender su actividad cotidiana, para resolver situaciones emergentes que le serían impostergables.