La raquis en la kinesiología
Desde ese momento la columna va quedando integrada en una autorregulación mecánica que la coordina desde un punto central de su longitud a la altura de la 5ª y 6ª vertebra, de ahí la relación se va distanciando para terminar en su más lejana interrelación conformada por el coxis y el hueso esfenoides. Este último se localiza en la cabeza en lo que conocemos como las sienes y atraviesa trasversalmente la cavidad del cráneo y en su parte central se ubica la glándula regente del sistema endocrino, la hipófisis. No es de más anteceder la anotación de; la importancia que puede tener una afección traumática en el coxis que puede repercutir en una disfunción endocrina o de la glándula hipofisaria.
Otras relaciones importantes que el cráneo tiene son; la del hueso occipital con el sacro y la de los huesos temporales y parietales con los iliacos de la cadera y el isquion. De esto se basa una de las técnicas dentro de la Kinesiología, la terapia sacro craneal, de la cual abundaremos en otra ocasión.
Los músculos son los encargados de mantener la estabilidad ósea en el cuerpo y de su correcta actividad depende de la coordinación entre unos y otros, por lo tanto el sistema nervioso que se alberga en este reservorio óseo, también depende de la correcta funcionalidad de la interrelación muscular.
El músculo es el campo de acción principal en la práctica de la Kinesiología ya que contienen los mecanoreceptores, sensoreceptores y otras terminaciones nerviosas con las que pecibimos y actuamos.
Al recibir un estimulo, el primer mecanismo de acción inteligente (inteligencia corporal) es nuestro sistema locomotor dirigido por los músculos, después reaccionan nuestros sistemas biológicos y siempre a la saga y con mucha posterioridad en cuanto a actividad neurológicas se refiere, el cerebro toma consciencia de los hechos.
Un ejemplo simple es; cuando nos movemos ante un estímulo dado, volteamos para atender un llamado. Antes que el cerebro tenga una percepción cognoscitiva, músculos del oído, de los ojos y del cuerpo en general, actuaron, para conducir la onda sonora, ajustar la visión, dar un salto o moverse en una dirección de resguardo, etc. Esto es una repuesta refleja del cuerpo, donde todavía el proceso mental no interviene.
Es por lo tanto el músculo el principal perceptor y reactor de nuestra naturaleza corpórea.
De lo anterior se desprenden conclusiones importantes a considerar para la homeostasis corporal, psíquica y fisiológica que continuaremos comentando en nuestro próximo artículo.
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Kinesiologo
Manuel Piedra
Manuel Piedra